miércoles, 1 de abril de 2015


A  propósito de la transmisión del psicoanálisis; su teoría y su práctica

El 02/12/64 Lacan sostiene: “Hablé el año pasado de los fundamentos del psicoanálisis. Hablé de los conceptos que me parecen esenciales para estructurar una experiencia (…) El sujeto que aporta esos conceptos está implicado en su discurso mismo <de tal manera que> yo no puedo hablar de la apertura y del cierre del inconsciente sin estar implicado, en mi discurso mismo, por esa apertura y ese cierre; que no puedo hablar del encuentro, como de lo que constituye, por su falta misma, el principio de repetición, sin volver inaprehensible el punto mismo donde califica esta repetición.”
Leemos así, que el “corpus” teórico, y la posibilidad de transmisión del mismo está sujeto a la implicación: en los conceptos está comprometido el sujeto mismo que los enuncia. Más aun: esa es su garantía.
Por esta vía entonces, de implicación, la teoría es transmisible. Más allá aun de la singularidad del caso. Dirá así: …“tiene consecuencias prácticas… permite articular objeciones contra algunas cosas, no sin efecto clínico y hasta cierto punto benefactor”. A su vez, en cada ocasión, vez por vez, la experiencia singular pone a prueba la formulación teórica.
Otra vez Lacan: “Aquí hay que acentuar, recordar siempre que todos nuestros conocimientos, en cuanto a lo que se trata de un desarrollo que sería psicoanalíticamente justificado, parten y se originan siempre en la… experiencia de la cura.” (17/03/65)
“…todo lo que es la posición del analista, incluido el  conjunto y el bagaje de sus reglas, de sus indicaciones, de su doctrina y de su teoría debe siempre ser puesto en la cuenta de lo que llamamos transferencia.” Lacan 17/03/65